La dependienta – Sayaka Murata

Título: La dependienta.
Autora: Sayaka Murata.
Traducción: Marina Bornas.
Editorial: Duomo (diciembre 2018).
Género y temática: novela; drama.
Fecha de fin de lectura: 14 de julio de 2021.

[Este texto contiene pequeños detalles del final]

Convenciones sociales, presión para encajar en ellas, tradiciones, machismo, presión para tener el trabajo adecuado, presión para ascender, presión para casarse, presión para casarse antes de una edad, presión para casarse con el hombre adecuado, presión para tener hijos… Presión, presión, presión.

Keiko, la protagonista, es rara, probablemente también para los estándares occidentales, pero es que las convenciones sociales y las tradiciones en su mundo son muy rígidas. Cualquiera que no encaje es visto como un bicho raro. Si además tiene problemas psicológicos como ella, los conflictos van a estar a la orden del día. Por suerte ha encontrado un lugar y una actividad que le ayudan a canalizarlos, un lugar que normaliza, que la hace sentirse segura y útil, hasta feliz, solo que trabajar en ese lugar por horas no está bien visto, es un fracaso para una mujer soltera de su edad.

Cuando alguien tiene un problema y la gente a su alrededor no le ayuda (quizás porque no sabe cómo hacerlo) e incluso presionan, critican o se mofan, el problema va a empeorar. Si esa persona hace esfuerzos por encajar, cuenta mentiras para pasar por “normal”, al final la situación estallará. Depende del género, pero un final al estilo Carrie sería fácilmente imaginable. Sin embargo, esta es una historia pausada, con mucha contención, contada en primera persona con la voz de Keiko. Como ella no se enfada, nada le parece mal, la narración transcurre sin alteraciones. Y su rebelión es fiel a su estilo, calmada, de tapadillo. Admirable.

La dependienta es breve (176 páginas en su edición en papel), pero no necesita más para hacer un retrato, estoy segura de que bastante fiel, de la sociedad japonesa. Muy crítica también, poniendo en el centro a esa mujer que se va desenvolviendo como puede, que ha transitado por caminos que sentía extraños hasta que llega al lugar donde se siente cómoda, lugar, por cierto, que es como una secta con juramento incluido antes de comenzar la jornada. Pero esos rituales le proporcionan una rutina, la convierten casi en un robot que no necesita manejar sentimientos que ni tiene ni percibe, solo necesita utilizar las fórmulas de cortesía que le enseñan en la formación y los clientes se irán contentos. Nada comparado a las historias que tiene que inventar para encajar en su grupo de amigas, ni al esfuerzo que supone practicar e imitar sonrisas o tonos de voz. Agotador. Pero más agotador es no estar en ese ambiente, no oír los ruidos de la tienda y que su casa, su vida, sean el vacío. El vacío es un horror.

Es una historia triste. Me da pena que no pueda superar su problema psicológico, me da pena que no tenga una vida al margen del trabajo, pero al fin y al cabo es su elección. Al menos tiene la suerte de haber encontrado una actividad que la satisface y, finalmente, haber sido lo suficientemente fuerte y decidida para rebelarse y mantener su postura frente a los demás.

Autor: cocodras

Lectora. Bookcrosser.

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