Título: Cappuccino Commotion.
Autora: Rosa Navarro.
Editorial: Nórdica Libros (1ª ed., marzo de 2019).
Género y temática: novela gráfica; biografía; LGTB+.
Fecha de fin de lectura: 2 de mayo de 2021.
Entre mis lecturas de este año, ya son tres las relacionadas con un tema que me interesa: la identidad de género. La primera, Iridiscencia, fue escogida con conocimiento de causa. Intuía sobre qué iría El circo de la rosa por una reseña leída y por su editorial, pero Cappuccino Commotion llegó a mí simplemente porque me gustó la portada.
Querer algo que no está disponible. Un gran problema, de hecho es EL problema de esta historia. La protagonista anhela algo desconocido. Normalmente sabemos lo que los protagonistas buscan, necesitan o quieren incluso aunque ellos no tengan ni idea. Aquí no. Ella no lo sabe, yo tampoco. Así que cuando al final encuentra su Cappuccino Commotion (aunque ella declara que ella es el Cappuccino, pero a eso llegaré más adelante, que también tiene miga), es decir, cuando descubre quién es realmente, te preguntas ¿pero ésta no estaba buscando el amor, o una relación estable… o lo que sea? ¿No se emborrachaba y huía para superar el desamor?
La protagonista deambula de fracaso en fracaso amoroso, va a salto de mata entre dos ciudades para huir del dolor pero no hace nada más que lamentarse. No busca lo que quiere, no sabe qué quiere y no hace nada por descubrirlo. Me da la sensación de que esa falta de dinamismo de la protagonista y la falta de un objetivo están relacionadas con la adaptación de una vida real a un formato narrativo. Sus borracheras, sus llantos, su soledad no me han importado nada. Los personajes que no hacen nada para salir de los agujeros no gustan y sus historias no suelen funcionar (y ojo, sé de lo que hablo porque he escrito muchas historias cuyas protagonistas eran tan lamentables como esta). Además, en este caso se lanza el mensaje de que siempre necesita de otra persona para arreglar lo que una pareja anterior rompió.
Me voy a poner en clave feminista (aun más). Si las mujeres heteros y CIS no debemos estar definidas por la relación con un hombre, debemos ser independientes y arreglarnos nuestros propios problemas ¿por qué no debe ser lo mismo para cualquier otro tipo de mujer con cualquier tipo de pareja? La protagonista podía haber empezado siendo un complemento, probablemente muchas de nosotras lo fuimos en algún momento. Ey, mira, Coco la de Alex.
Como he comentado más arriba, no recuerdo bien los detalles de Cosas que nunca te dije, pero sí sé lo que representa ese sabor de helado en esta historia y nadie debería serlo. Nadie debería estar esperando en una nevera a que lo saquen a pasear para ser alguien. Es el equivalente a «No permitiré que nadie te arrincone» que tanto nos pasma a las mujeres con dos dedos de frente si vemos Dirty Dancing con espíritu crítico y sin dejarnos llevar por la pasión de I’ve had the time of my life. Y en esta historia, Rosa sigue siendo la Rosa de alguien porque ha sido pasiva hasta el final, ha necesitado de alguien que la sacara de la nevera, o del rincón, en vez de salir por sí misma, porque tiene piernas, quizás un poco temblonas de tanto beber, pero tiene piernas. Y no sé si hace falta aclararlo, pero, por supuesto, critico la construcción de la Rosa personaje y protagonista, no a la persona y artista. A esta la admiro mucho por transmitirnos sus miserias.
Probablemente, la Rosa Navarro real estuvo implicada en la maternidad de su pareja, la protagonista, en cambio, nos lanza el mensaje de que la maternidad de otra, los cambios en el cuerpo de otra, lo que le pasa a otra, la hacen descubrirse. Siempre otra al lado para ser. Y no llegamos a verlo porque es uno de los momentos textuales de la historia, como cuando ves una película y de pronto un narrador te suelta una parrafada que sabes que no es verdad porque te está contando su versión. Supongo que otro de los problemas ha sido la elección del punto de partida porque justo lo que tiene chicha, que es encontrar al fin a alguien con quien quiere arriesgarse porque la quiere tal como es aunque ni ella misma se haya descubierto, con quien descubre dificultades que va a superar, está resuelto en unas pocas páginas, dos de ellas puro texto, como si carecieran de importancia. Eso nos lleva al final de su arco de transformación, porque es verdad que lo tiene aunque sea repentino y no haya hecho absolutamente nada para conseguirlo. En este caso concreto, tener un objetivo y actuar para lograrlo habría sido útil, le habría dado un poquito de sentido a la historia y habría ayudado a crear algún tipo de identificación con las lectoras.
No puedo decir mucho más excepto que el dibujo no está mal y la utilización de las ilustraciones sin texto me ha encantado, además de haberme hecho reflexionar una vez más sobre lo que creamos, el mensaje que pretendemos dar con nuestra creación y lo que cada lectora extrae de la obra. Lamento decir que no ha sido suficiente.
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