Título: Nía.
Autora: Patricia Reimóndez Prieto.
Editorial: LES (1ª ed., marzo de 2022).
Género y temática: novela; fantasía; romance; David contra Goliat.
Fecha de fin de lectura: 7 de noviembre de 2022.
Banda sonora seleccionada por la editorial.
El mundo de Mara se muere. Eso dice en la contracubierta. Yo más bien diría que el mundo de Mara está muerto. Tras años de sequía y guerra, apenas tienen ya alimento y para Mara solo queda una opción: el Bosque de Robles, el único lugar que parece tan vivo como siempre, pero que está guardado por una temible dríada y, por tanto, no es fácil entrar allí. Pero la desesperación lleva a Mara a intentar lo impensable.
Nía es el libro que compré junto a Humanas en la Hispacón de este año. Aún no sé qué fue lo que me llamó la atención de los dos, aparte del hecho de verlos juntos. Luego fui a la presentación en la que las autoras hablaron de los mundos que habían creado y de ahí me fui a que me los firmaran. Nunca he sido muy de conseguir firmas, pero me presenté en el Firmódromo sin dudarlo, quizás porque estaba en un evento especial, me podía la emoción y quería llevarme algo más de recuerdo. Patricia Reimóndez nos esperaba con una caja de bombones, bolígrafos de colores y un sobrecito de semillas de tomates, muy relacionados con la trama.
Mara, la protagonista, es una joven desesperada, decidida y valiente, o quizás valiente por la desesperación, que es capaz de adentrarse en un lugar sobre el que se cuentan historias aterradoras para salvar a su familia. Descubre que ese peligro es real nada más poner los pies en él, pero estar en esa situación y en ese lugar le ayuda a superarse a sí misma, también a ver las cosas de otra manera. La suya es una historia de superación además de una de David contra Goliath (creo que va siendo hora de que cree esa etiqueta), que a mí me gustan tanto.
Para contarnos su historia, Patricia Reimóndez utiliza una narradora del presente que les cuenta la historia a los niños del pueblo y que nos mete de cabeza en un mundo árido, aterrador por la falta absoluta de esperanza, por la guerra que se desarrolla cerca y que puede llegar en cualquier momento, un lugar que podría ser cualquiera de nuestros pueblos en unos años (creo que este es el toque distópico de la historia), para luego llevarnos a un bosque maravilloso y lleno de esperanza muy al estilo del de La princesa Mononoke, donde Mara descubre la felicidad.
Se produce, entonces, un contraste entre dos mundos: la pobreza, el miedo, la intolerancia, pero el lugar donde vive su familia, frente a ese bosque exuberante donde puede olvidar sus problemas por un momento, aunque haya entrado allí con un objetivo muy concreto que cumplir. Ese lugar es un refugio donde conoce lo que es trabajar en equipo y recibir ayuda, o donde puede ser ella y mostrar sus sentimientos por quien quiere, sin miedo a las críticas o a las pedradas porque su pueblo, con o sin soldados, no es muy amistoso para quienes son diferentes.
Tampoco puedo dejar de mencionar la referencia a la ecología y al cambio climático, presentes desde el momento en que los niños que escuchan la historia tienen un día en que se dedican a plantar semillas para devolverle a la naturaleza una parte de lo que ella les da.
El estilo de la autora es sencillo, directo, no hay grandes descripciones y no se va por las ramas, pero aun así consigue crear una atmósfera sugerente según el lugar donde se encuentran los personajes. Casi sientes la sequedad en la boca cuando Mara está en el pueblo, y sientes la frescura del bosque cuando se interna en él para recoger algo de comer. Al leer los nombres de los niños, enseguida te sitúas en una zona muy concreta, imaginando sus paisajes con facilidad, aunque los escenarios puedan parecer ficticios por los hechos que ocurren en ellos. Por su brevedad el ritmo es rápido; las pausas que hace en la historia de Mara para devolvernos al presente, aunque suponen una interrupción, no molestan sino que ponen en tensión. Están utilizadas como en La princesa prometida (al menos en la película) y quieres pedirle a la narradora que siga de una vez. En cuanto a la violencia de los soldados, no muestra, pero sugiere y no hace falta leer lo que pasa o podría pasar para sufrir.
Nía es una historia sencilla (no inocente) y maravillosa, con temas que a muchas nos preocupan en la actualidad. Es un cuento de hadas precioso que se puede disfrutar casi a cualquier edad.
Muchas gracias por pasarte por la Hispacon, asistir a la charla y coger un ejemplar. Me alegra mucho que lo hayas disfrutado. Y, si no te importa, me gustaría que compartieras conmigo si consigues que salgan tomates de esas semillas. 😉
Un abrazo enorme.
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Gracias por leer la reseña, Patricia. Me lo pasé muy bien leyéndolo y por supuesto que te haré saber si las semillas producen tomates. Se las dejé a mi padre, que es el experto tomatero, así que confío en que sí. 🙂
Un abrazo enorme para ti también.
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